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DISCURSO MEDALLA CONMEMORATIVA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PALABRA CULTA Y BUENAS COSTUMBRES

Querido presidente de la Asociación Española de Palabra Culta y Buenas Costumbres, D. Antonio Gómez, miembros de la junta directiva, galardonados, y a todos los presentes en este acto, muy buenos días.

Quiero lanzarles una pregunta al aire, ¿realmente nos ha servido esta pandemia para que seamos mejores personas? Quizá eso nunca lo sabremos, pero lo que está claro es que en esta sociedad siguen quedando virtudes como la solidaridad, el civismo y las buenas costumbres, aspectos todos ellos que parecían haberse perdido. Esto nos da una pequeña luz, un halo de esperanza para que se sigan fomentando en nuestro país la misión que tiene y sigue esta asociación, a través de la defensa y cultivo de los valores morales, éticos y espirituales.

Me van a permitir que les cuente una breve historia, el pequeño relato de Manuela, que es un claro ejemplo de humanidad, manifestado durante los meses más duros y críticos que ha tenido la pandemia. Manuela es una señora de 93 años residente en Madrid, que, a pesar de su avanzada edad, se puso al servicio de la ciudadanía haciendo lo que mejor sabe, cocinar. Durante muchos días preparó comida para todos los vecinos que conforman su bloque de pisos. Sentía que tenía que dar lo mejor de sí, en los instantes que la sociedad más lo demandaba. Sin duda, la cadena de acciones solidarias de esta comunidad fue ejemplar. Adrián, el más joven, era quien iba al supermercado para proveer a Manuela los alimentos para que el resto de los vecinos de más edad disfrutaran día a día de la comida casera que elaboraba, y así lo hicieron en el transcurso de la peor época que hemos vivido en la España reciente.

¡Más Manuelas necesitamos en este mundo! Gracias a entidades como la Asociación Española de Palabra Culta y Buenas Costumbres que lleva 91 años actuando altruistamente en pro de los más necesitados, con acciones como el reparto de alimentos o de ropa entre la población más excluida y con mayor carencia de nuestro país, por la defensa de una sociedad más justa, y por la difusión de valores fundamentales como son la cordialidad, la buena educación y la fineza.

Debido a los avances tecnológicos, a las nuevas formas de acceso a la información y de comunicación, como son las redes sociales o la mensajería instantánea, han provocado a mi parecer que en la sociedad actual se esté produciendo una modificación del lenguaje y de la forma de comunicarnos, caracterizado por múltiples abreviaturas y por un lenguaje más directo y mordaz, habituales ya, desde la población más joven. Esperemos que esta evolución que se ha producido en los tiempos modernos no depare en una transgresión generaliza de la ortografía por una parte, y sobre todo, no haga perder algunas de las principales buenas prácticas que siempre han existido, como son la amabilidad y la cortesía, cualidades que, hacen pensar en el otro, que hacen pensar en los demás, y que siguen siendo la base del crecimiento sostenible y ecuánime de cualquier población civilizada y desarrollada. Estos son aptitudes que no se enseñan, sino que se inculcan de unas generaciones a otras, se traspasan de padres a hijos, fruto de unos principios, de una cultura existente, y del arraigo de unas bases morales firmes. La única manera que existe de que las personas nos respondan como queremos, es enseñarles a actuar de esa forma.

Por todas estas reflexiones, es para mí hoy un día de gran relevancia y significación. Recibo con mucha ilusión este reconocimiento. Quiero dar las gracias a la Asociación Española de Palabra Culta y Buenas Costumbres por este prestigioso galardón que acabo de recibir, la “MEDALLA CONMEMORATIVA” de la organización, que este año celebra su 91º Aniversario, distinción que es fiel reflejo de unos valores, de unos principios y de la ingente labor solidaria que lleva desplegando desde su fundación. A su vez, quisiera expresar mi más sincera felicitación al resto de premiados.

Me gustaría realizar una dedicatoria muy especial de este galardón a la entidad que presido, el Centro Riojano de Madrid, que en este año celebramos el 120 Aniversario de su fundación, a mis compañeros de la Junta de Gobierno, a todos sus socios, a mis padres y amigos de La Rioja presentes en el día de hoy, y a los amigos de Madrid, que con sus gestos me vienen demostrando su apoyo continuo.

Por mi parte, y como no podía ser de otra forma, seguiré en la ejercitación y propagación activa de las buenas costumbres que deben imperar en nuestra sociedad, de los principios que nos hacen mejores personas y que permiten la convivencia entre los ciudadanos, y como buen riojano y español, continuaré en la defensa enérgica de nuestra lengua universal, el castellano, cuyos primeros escritos residen en San Millán de la Cogolla (La Rioja), y que cuenta con múltiple cantidad de palabras cultas que no podemos ni debemos dejar en desuso.

Muchas gracias,

José Antonio Rupérez Caño
Presidente del Centro Riojano de Madrid
“Medalla Conmemorativa de la Asociación Española de Palabra Culta y Buenas Costumbre”

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