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El Maestro de Villaseca de Rioja

En ocasiones, la lectura de símbolos e iconografía en iglesias románicas, puede descubrir relatos interesantes de aquella época, así como de sus personajes e ideales. Este es el caso de la iglesia de San Román en Villaseca, de donde mostramos a continuación un relato relacionado con sus constructores.

Fig. 01 Iglesia de San Román en Villaseca de Rioja. Perspectiva desde su ábside.

Villaseca de Rioja es una bella localidad de la comarca de Haro, entre Fonzaleche, Cellorigo y Sajazarra, donde resulta impresionante observar la estampa de su ábside, cuando el Sol se eleva por el Este de la iglesia de San Román. Se contempla una masa de piedra circular, dividida por cuatro columnas en cinco paños. Los tres centrales y más grandes, enmarcan ventanales románicos, mientras que los paños extremos y más pequeños, acomodan el muro semicircular al tramo recto del anteábside, que se continúa con la nave de la iglesia. Las columnas terminan en labrados capiteles, con vegetación figurada, que sujetan el alero o tejaroz de la cubierta, al igual que surgen desde todas las paredes, canecillos bellamente decorados con la misma función.

Llamó mi atención un capitel de las columnas del ábside, al exhibir una herramienta de cantería, la “piqueta”, que antiguamente utilizaban los canteros para tallar la piedra bruta y obtener la piedra cúbica y escuadrada, como puede también observarse sobre este pico en dicho capitel, esa figura rectangular simbolizando la piedra tallada, que ahora llamamos piedra de sillería o simplemente sillares. Esta piqueta fue la herramienta que utilizaron los constructores del románico, como ya dijimos, para obtener piedras cúbicas y escuadradas,  que encajen las unas con las otras, y de esta forma levantar la construcción románica.

Fig. 02 Izquierda, capitel de una columna del ábside que muestra el pico utilizado por los canteros, así como la piedra cúbica y escuadrada obtenida en sus trabajos en la parte superior. Derecha, Capitel de una columna del ábside donde se encuentra la maza, utilizada por los albañiles, para dar  forma a la piedra o tallar esculturas. Iglesia de San Román. Villaseca de Rioja.

Pero la piqueta del capitel no es la única alegoría al trabajo de los canteros que levantaron la iglesia de San Román en Villaseca de Rioja. A la altura de la puerta y en su muro meridional, podemos contemplar cómo varios artífices cargan sobre sus espaldas piedras cúbicas y escuadradas, son las piedras acabadas y marcadas con una gran aspa, como sillares terminados y listos para ser colocados en la obra. Estos hombres no son meramente tenentes (decoración de un hombre sujetando una ménsula), ya que están realmente cargando sus piedras.

Fig. 03 Izquierda, herramientas medievales esculpidas en la iglesia de San Román en Villaseca. Derecha, conjunto de herramientas actuales a la venta (tomadas de internet) para tallar manualmente la piedra.

Estos sillares que encajan los unos con los otros, si hubieran sido colocados a hueso, es decir, los unos sobre los otros, sabemos que nunca hubieran dado lugar a una obra estable y duradera, a una construcción fuerte. Pero la iglesia de San Román lleva en pie más de ocho siglos, ya que como vemos en sus canecillos, otros constructores acarrearon las cubas de agua para hacer argamasa, y dotar a la obra de la consistencia y fuerza requerida, aunando así todos los sillares, como si fueran una sola piedra. La importancia que dieron a la argamasa los constructores románicos debió ser primordial, a tenor del número de cubas de agua que muestra la iglesia de San Román.

Fig. 04 De Izquierda a derecha: Canecillo mostrando constructores románicos cargando los sillares cúbicos labrados; alarife románico cargando con piedras redondas para columnas, portadas o bóvedas; los constructores románicos transportaban en cubas el agua para hacer el argamasa; a la derecha, uno de los requisitos de los constructores románicos fue la oración. Iglesia de San Román en Villaseca.

Si observamos el capitel más septentrional, el capitel situado más al norte del ábside, nos encontramos con otra herramienta, la clásica “maza de madera” que desde muy antiguo se utilizó para la escultura y talla fina de la piedra. Este mallete tiene el mango de madera y termina en una maza troncocónica, también de madera, para golpear los estiletes y punzones que desbastarán la piedra. Este tipo de mazas o malletes también fue usado por los escultores y tallistas de la madera.

Al igual que antes vimos en la fachada meridional, cómo los constructores portaban la piedra cúbica y escuadrada, contemplamos también cómo otros constructores cargan sobre sus espaldas la piedra oblonga o la piedra de sección circular utilizada en columnas, nervios de bóveda, claves de arco, claves de bóveda y otros elementos de la iglesia.

El programa decorativo exterior de la iglesia de San Román muestra de esta manera, un mosaico interesante de los procesos y herramientas utilizadas en una construcción románica. Aunque estas representaciones sean en algunos casos abstractas o de talla popular, es como si el programa decorativo en Villaseca de Rioja fuera un homenaje a los constructores del románico. De esta forma, vemos que en elementos tan emblemáticos cómo dos de las columnas del ábside, fueron utilizadas para mostrar las herramientas de cantería: la piqueta y el mallete; donde aparecen entre una decoración vegetal, que con la erosión del tiempo se han asimilado a líneas curvas o zigzags verticales, en algunos casos.

Hemos visto continuas alusiones a las herramientas y a los trabajos realizados por los constructores de la iglesia. Pero una iglesia o una obra de arquitectura es más que eso, es el resultado de una idea, a la que se subordinarán las herramientas, los recursos humanos y técnicos disponibles, así como el saber y el trabajo de sus constructores. Si la iglesia tuviera una descripción completa de esta obra, nos faltaría entonces una referencia a quien la diseñó, planificó, coordinó y dirigió todas las actividades. Nos faltaría el cerebro de la obra, es decir la persona que trabajó con los trazados, sus dimensiones, materiales, decoración, etc. para modelar los espacios, la luz, el sonido y los simbolismos religiosos, de acuerdo con la feligresía y el mecenazgo.

En una posición singular e importante de la iglesia de San Román, en la esquina donde se unen el presbiterio y la nave del templo, sobre la línea que representa la interacción de dos mundos: el divino y el humano, el altar y la nave, el clero y la feligresía, justamente en esa línea y en la esquina meridional, puede verse un canecillo mostrando la imagen de un hombre maduro sumido en sus pensamientos. Es la tercera herramienta de los constructores del románico. Entre los muchos canecillos que representan personas trabajando con la piedra cúbica o redonda, y con el mortero que las une, la figura de una persona de edad que trabaja con su cabeza, entiendo que representa la imagen del “Maestro de Villaseca”, un maestro con capacidad y saber para poder trazar los planos de la obra, y con destreza suficiente para conducir todos los trabajos, hasta conseguir los objetivos planteados. Sin la sabiduría del Maestro no sería posible realizar una obra plena y bella.

Fig. 05  Canecillo con la imagen del Maestro de Villaseca. Iglesia
de San Román.

El “Maestro de Villaseca de Rioja” se convierte, de esta manera, en el personaje principal de los constructores de la iglesia de San Román. Posteriormente y en otro escrito, analizaremos la obra del Maestro de Villaseca, muy interesante en algunos aspectos, realizando una lectura de la fuerza de su obra en Villaseca de Rioja, al igual que hace años, hablé de la sabiduría del maestro de la cercana iglesia de San Julián en Castilseco.

Repasando nuevamente los canecillos de la iglesia de San Román, nos fijamos también en algunos de otro tipo, como un canecillo con un hombre orando u otro que muestra una gran cruz griega, formada con ocho hojas vegetales al estilo de la cruz de la lauda del sepulcro de San Millán de la Cogolla. Esto introduce un cuarto componente, ya que se trata de una construcción cristiana. A pesar de lo evidente de esta situación, no debemos perderla de vista. El programa iconográfico de la iglesia de San Román en Villaseca de Rioja, pretende de esta forma, suministrar una visión global del mundo de los constructores en tiempos del románico.

Resumiendo la lectura de la escultura en Villaseca de Rioja, diríamos que tres fueron los elementos que configuraron la iglesia de San Román: el tallado de la piedra cúbica, el tallado de la piedra oblonga o redonda, y el trazado de la obra, representados en sus columnas y canes mediante sus herramientas, como la piqueta y el mazo, o con la imagen del maestro concentrado en sus pensamientos, como si formaran tres clases o grados dentro de los constructores del románico.  

Puesto que parte de la iconografía de la iglesia de Villaseca hace referencia a los constructores en los años del románico, ¿Qué podríamos añadir sobre esta gente? La diferencia fundamental entre estos constructores y el resto de artesanos de aquella época, estriba en que los constructores eran hombres libres, hombres que podían fácilmente cambiar de actividad, de ciudad o de tajo. Usando el lenguaje de la época, diríamos que los constructores eran hombres francos o libres. Aunque este estatus tuvo más peso en Francia que en otros lugares, su situación fue general en la mayor parte de Europa, y particularmente también en los reinos cristianos de la España medieval. En Francia se les denominaba Maçons o Albañiles en la lengua franca, de donde deriva la denominación Franc-Maçons, que aúna al oficio de la albañilería su estatus social de hombres libres. En España actuaron individualmente o agrupados en “Cofradías de Constructores”, y su principal realización durante la Edad Media fue la catedral de Toledo. Las libertades y exenciones de estos constructores fue uno de los factores que hicieron crecer la calidad y belleza de sus obras, dando testimonio de una de las etapas más brillantes de la humanidad por sus creaciones arquitectónicas y artísticas.

F. J. Ignacio López de Silanes Valgañón
Universidad Autónoma de Madrid
Autor del libro “Románico en Rioja” del año 2020

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