ENTREVISTA A JOSÉ URÍSZAR
Nació 10 años después que yo y nos conocimos unos cuantos años después. El tenía una tienda de vinos en el centro de Haro que alternaba con la pintura. Yo siempre que subía a Haro iba a su tienda para verlo pintar, pues tenía una mesa con todos los aparejos para que, cuando no entraban clientes, pudiera hacer acuarelas. De joven su afición a la plástica le movió a marchar a Barcelona para estudiar procedimientos pictóricos y revestimientos murales (pintura en fresco) en la afamada Escola Massana. El ser un ‘paisajista depurado’, con una técnica realista de matices impresionistas, no ha quitado para que mantenga una línea de investigación con origen en la pintura mural del Románico y referencias picassianas, o que se haya fajado con algunas suertes taurinas. Ha pintado, del natural, paisajes y retratos. Los primeros, como obra en sí; los segundos, como estudio previo a posteriores creaciones. El abstracto es una consecuencia de la investigación sobre la realidad, en concreto sobre la figura humana y el estudio de la geometría sobre el plano. Alterna la acuarela con técnicas tan diferentes, y a veces tan dispares, como el óleo, la cera o el barniz industrial. En Haro se le tiene como un artista histórico. Allí ha dejado para la posteridad los murales del Palacio Bendaña e incontables acuarelas de rincones de la ciudad. Bien podría decirse que es raro el rincón bello de La Rioja que este artista, tras un enamoramiento súbito e infiel, no haya llevado a sus cuadros.
José ¿cuáles son tus orígenes en esto del arte?
Desde niño he dibujado. Recuerdo que en la peluquería de mi padre copiaba las ilustraciones del periódico 7 Fechas. Dibujaba continuamente toreros y aizkolaris (será una fijación). A los 6 años llegó a Briñas un cura nuevo que comenzó a impartirnos clases básicas de dibujo a los niños y ya con 8 años gané mi primer concurso de dibujo. A los 10 comienzo el bachiller en Haro y ahí la figura de Fernando Román me abre al mundo del color y la abstracción, luego ya con 18, a Barcelona…
¿Cómo fue tu experiencia en la Escola Massana?
La experiencia fue iniciática y enriquecedora. Cuando termino en 1983, me proponen que me incorpore como profesor en La Massana, pero circunstancias familiares me hacen regresar a La Rioja. He de reconocer que hubo profesores como Jesús Prieto o Josep Gumí, que me influyeron de diversas formas en lo que luego ha sido mi manera de hacer arte. Eso sí, me abrieron la mente.
¿Eres un pintor paisajista o tú, cómo te ves?
Pues sí, una de las variantes de mi trabajo es la del paisaje al natural, es algo que hago siempre que puedo, si bien trabajo bastante en el estudio basándome en fotografías que tomo del natural. Recuerdo con mucho cariño las salidas en mi furgoneta con José María Tubía, Carlos Rosales y Natalia Tubía, los veranos de hace unos cuantos años ya, a pintar por los paisajes de nuestro alrededor.
Te dieron una distinción en el Centro Riojano de Madrid. Cuéntanos.
En efecto, en el año 2013 fui distinguido con el premio a las Artes por el Centro Riojano de Madrid, algo que me hizo especial ilusión. Fue un acto precioso y conllevó una exposición en la magnífica sala que posee el Centro Riojano de Madrid en la calle Serrano.
También te mueves ente la figuración y la abstracción.
Sí, siempre parto de la realidad, descomponiéndola geométricamente y a través de la estructura del plano en el que voy a trabajar, busco una macla que genere una serie de puntos de interés, a modo de constelaciones, a partir de los cuales genero mis formas más personales, trabajando ritmos y colores que sugieran musicalidad. Así trabajo el paisaje, pero siempre que puedo, el motivo más interesante para mí, es la figura humana.
¿Cuál es tu presente y futuro en el quehacer artístico?
Mi presente y mi futuro es trabajar y seguir aprendiendo y sorprendiéndome con mis creaciones. Hay muchas técnicas que aún no he tocado. Si bien con lo que más a gusto me encuentro últimamente es con la acuarela, para mi la más difícil, fresca y sugerente de las técnicas que he usado.