LOS DISCIPLINANTES DE SAN VICENTE DE LA SONSIERRA
Ningún otro lugar en Europa, y probablemente uno de los pocos en España, de manifestación religiosa y penitencial, como la que existe allende los siglos, en la noble villa riojana de San Vicente de la Sonsierra.
Venerable tradición perdida y encontrada en la noche de los siglos pasando por los reyes navarros de mediados del siglo IX. Disciplina enraizada en conventos en el siglo X y XI, y valorada por Felipe II, ya que su padre el emperador Carlos V hacía uso de pequeños látigos espinados para autoflagelar sus culpas.
Hoy en día y dado lamentable y tristemente el ambiente generalizado de agnosticismo que se respira en nuestra sociedad española, caducas, trasnochadas cuando no denostadas y criticadas se hayan estas manifestaciones de religiosidad. Es de respetar y admirar, sin embargo, para aquellos que somos católicos y practicantes, que todavía se mantengan en este hermoso enclave riojano, este don o gracia especial que sin duda poseen los Disciplinantes.
Aún existen cristianos, qué desean remediar de alguna manera sus culpas, o simplemente unirse humildemente con la sangre de su espalda al abandono y sufrimiento de la pasión de Nuestro Señor y su cruel flagelación.
Debería de ser para los católicos alguna vez en nuestro caminar, visita obligada a acompañar a «los picaos» y a la cofradía de la Santa Vera Cruz en un Jueves o Viernes Santo.
Contribuiríamos a lavar en nuestro corazón las ofensas continuas y pecados que, en esta sociedad descristianizada, le hacemos continuamente a nuestro Señor Jesucristo.
Hermosa y Pía costumbre mimetismo y exaltación de la pasión del Señor a través de los siglos.
Mi profunda admiración como cristiana y católica para la cofradía de la Santa Vera
Cruz, de San Vicente de la Sonsierra.