RIOJANOS EN EL NUEVO MUNDO
Los primeros riojanos en América
Iniciamos una serie de artículos en la revista del Centro Riojano de Madrid, bajo la sección Riojanos en el Nuevo Mundo, en la que les voy a ir escribiendo las biografías de algunos de los paisanos que tuvieron un papel importante en la exploración, conquista y organización virreinal del Nuevo Mundo. En su momento ya hablamos de algunos de ellos en una serie de conferencias organizadas en el propio Centro en 2018.
Los datos que aporto a continuación son en su mayoría producto de una investigación becada por el Instituto de Estudios Riojanos (IER), que se materializó en un libro titulado Riojanos Pioneros en Indias (IER, 2009). En este estudio recogía la biografía de unos 471 riojanos y riojanas que había podido documentar fehacientemente que embarcaron hacia América, entre 1492 y 1600, es decir, durante el primer siglo de descubrimiento, exploración y asentamiento de la monarquía española en sus tierras de ultramar.
Una cifra muy pequeña si se compara con otras regiones de España, aun en el supuesto que de esos escasos medio millar de riojanos documentados pudieran multiplicarse por dos, contando con los que no dejaron huella, registro claro o pasaran de forma clandestina.
Con los datos que pude contrastar se puede afirmar que la emigración riojana a las Indias es reducida, un supuesto millar de hombres y mujeres, frente a los más de 250.000 españoles que se creen cruzaron el Atlántico durante el siglo XVI (un 0,30% del total). Y merece señalarse, en comparación con las cifras del resto de España, el pequeño contingente de mujeres: sólo hay constancia de 24 riojanas. Lo que nos indica o bien que pocas quisieron asumir el viaje, o lo hicieron de forma clandestina, lo que suponía un mayor riesgo y coraje.
Emigración escasa, urbana y bien formada
Se deduce que la partida de estos riojanos no significó una sangría poblacional, como ocurrió en otras regiones de España -Andalucía occidental, Extremadura o Castilla la Nueva-, o como ocurrirá en La Rioja camerana a partir de mediados del siglo XIX hasta la mitad del XX. La Rioja durante esos años era una tierra que demandaba mano de obra para sus prósperos campos y ciudades.
Hay 91 municipios o ciudades en toda La Rioja que participan de esta emigración, aunque por zonas se concentran en La Rioja Alta, la Sierra y en la capital. Los años de mayor afluencia son los comprendidos entre 1530-39 y 1560-1579, en estas tres décadas se acumula aproximadamente el 50% de los embarcados.
Frente a la baja cifra en número, destaca lo que podríamos denominar la emigración de calidad, riojanos con buena formación, y que en muchos casos marcharon a ocupar cargos importantes en la compleja administración indiana. Así queda reflejado en el perfil biográfico de algunos de ellos, que iremos desgranando en estas páginas en números posteriores de la revista, cuya intervención en la conquista, administración o evangelización de los nuevos territorios americanos durante el siglo XVI, fue determinante y merecen un lugar en la historia.
Entre ellos, destacamos un virrey, un adelantado, cinco gobernadores, seis obispos, tres generales de Armada, dos fiscales y dos oidores de Audiencia, dos tesoreros reales, un rector de universidad, tres cronistas, un importante cosmógrafo, varios corregidores, mercaderes y marinos significativos y diversos misioneros y eclesiásticos. Lo que muestra que nuestros paisanos que cruzaron el océano, en un porcentaje alto, se desempeñaron en el engranaje administrativo y fueron pioneros en diversas acciones de exploración conquista y administración política de los nuevos territorios.
Los primeros riojanos
Hoy me gustaría dedicar unas breves líneas al primer riojano que vio el Nuevo Mundo, Fernando Navarro, natural de Logroño, que embarca en la tempranísima fecha de 1494, en el segundo viaje de Cristóbal Colón. Debía ser alguien de prestigio y cercano al Almirante y su grupo de mando, pues consta que fue nombrado alcaide de la fortaleza de Santa Catalina en La Española (Santo Domingo), que el Almirante mandara levantar en la isla. Un riojano asumiendo uno de los primeros cargos oficiales que se nombran en América.
El alcaide Navarro es un buen ejemplo del perfil dominante del riojano que viaja a las Indias en las primeras décadas del siglo XVI: es el de un hombre soltero, joven, mayoritariamente urbano, y que, en un elevado porcentaje durante la primera mitad del siglo, está bien formado y va a desempeñar algún puesto de responsabilidad en el engranaje administrativo indiano.
Las riojanas no parecen documentadas en América hasta 1555, cuando se registra María Hernández, vecina de Aldealobos, que viaja a Nueva España (México) acompañada de su hijo Francisco López, formando parte del séquito del bachiller Diego López de Ocón. María tiene el honor de ser la primera mujer que aparece oficialmente embarcada con destino a América. Sin duda hubo varias antes de ella, pero desconocemos su nombre y procedencia.
En mi estudio solo pude constatar 24 mujeres que cruzaron el Atlántico siendo naturales o avecindadas en tierras riojanas.
En posteriores artículos hablaremos de algunos de esos ilustres paisanos que dejaron huella en la historia de América, gente como el cosmógrafo, abogado y comerciante Martín Fernández de Enciso (Enciso); los gobernadores Pedro Ruiz del Castillo (Villalba de Rioja) y Juan Ramírez de Velasco (Estollo); el cronista calagurritano Pedro Sancho de Hoz; el soldado y cronista Miguel de Estete (Santo Domingo); el depravado cura de Nalda, Diego Díaz; los obispos fray Juan Ramírez de Arellano (Murillo de Río Leza) o Martín de Ojacastro (Ojacastro); y el virrey arnedano Diego López de Zúñiga, entre otros.