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EL FINAL DE UN IMPERIO

Ahora que el mundo y España se enfrenta a la peor crisis desde la II Guerra Mundial por una pandemia, que EEUU y China han abierto una batalla geopolítica por la hegemonía mundial, y que el poder de la mentira, los bulos o  fake news campan a sus anchas ante el desbordamiento del presente, he centrado mi atención en otro momento convulso y caótico de la historia de España. El desastre del 98, el fin del imperio español y sus consecuencias son su escenario, nuestra época y la elegida comparten el ser momentos de cambio, tiempos de una profunda hecatombe.

Si bien es cierto que ningún episodio histórico visto con los ojos del presente aguanta el relato de su tiempo, ese año fatídico de España puede aportar algo de luz para reflejar una época. Porque la historia de España del siglo XX comienza tras la derrota militar de 1898, lo que supone la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Desde entonces ha generado mucha controversia, con interpretaciones de todo tipo a un lado y otro del Atlántico. En la época se utilizó un lenguaje apocalíptico que pintaba una situación de cataclismo, reflejo del miedo siempre latente a un estallido social.

El conflicto se inició el 24 de febrero de 1895 en un levantamiento simultáneo de treinta y cinco localidades cubanas, el llamado » Grito de Baire» , y finalizó en agosto de 1898, tras la entrada de Estados Unidos en el conflicto, debido a la explosión del acorazado » Maine», y la consiguiente derrota española. Fue denominada en España como la  “Guerra de Cuba” mientras que José Martí la llamó  “Guerra Necesaria”. Aquella fecha simbolizó el repliegue definitivo del país, de imperio que fue quedó convertido en una nación, aquejada, además, de gravísimos desajustes estructurales, políticos, sociales y económicos.

Acorazado Maine

En este momento en que la pandemia del coronavirus agita el orden global y lanza al mundo a una era de incertidumbre, una potencia parece que muere y otra reclama su sitio. De hecho, EEUU ya ha perdido la posición de única superpotencia. Pero, volvamos al pasado, cuando los intereses de EE.UU. y España colisionaron en Cuba, los estadounidenses recuperaron la  Leyenda Negra en la propaganda de guerra que se desencadenó durante el conflicto. La prensa amarilla llevó el peso de la propaganda bélica, buscaba legitimar su intervención en Cuba con una campaña emocional contraria a España, como así defendieron en la propia declaración de guerra.

Si el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sugerido la posibilidad de tratar el coronavirus con una inyección de desinfectante o aplicando luz solar en el cuerpo para poder así vencer a la pandemia, el gobierno español se atrevió a involucrarse en una guerra con una flota irrisoria, en la que solo destacaba una fragata de madera de 1.253 toneladas y un vapor de casco de hierro de 841 toneladas. Algo, ciertamente, insólito y ridículo ya entonces, pero se temía tomar una decisión que produjera la caída del régimen de la Restauración.

Donald Trump
Presidente de Estados Unidos

El 98 fue un año desastroso, también el 2020. Es el final del imperio español, pero ¿qué países se han mantenido idénticos a sí mismos a lo largo del tiempo? En el último siglo los cambios han sido tan profundos, que algunas figuras de la generación del 98, como Unamuno, Baroja o Valle-Inclán, no reconocerían la sociedad donde nacieron, esa a la que pretendieron renovar o  regenerar con sus obras. Porque como decía Heráclito “todo fluye, todo está en movimiento y nada dura eternamente”. Esperemos que nuestros políticos estén a la altura de los momentos de  Gran Recesión que se avecinan.

Así éramos y así somos.

Roxa Ortiz
Periodista
Colaboradora del Centro Riojano de Madrid

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