RIOJANOS EN EL NUEVO MUNDO
Miguel de Estete, el calceatense soldado y cronista.
En el anterior artículo de esta serie escribía sobre Pedro Sancho de Hoz, un calagurritano que participo en la conquista de Perú, ejerció de secretario de Pizarro y dejó para la posteridad una crónica de aquellos primeros meses en el Perú. Contemporáneo y compañero suyo fue Miguel de Estete, nacido en Santo Domingo de la Calzada hacia 1506 ó 1507, y del que desconocemos la fecha exacta de su paso a las Indias, si bien en 1527 ya es vecino de Panamá.
Debió conocer a Francisco Pizarro y sus planes de expedición hacia Perú, y se unió a ellos.
Habiendo desembarcado ya en tierras peruanas, el riojano formaba parte del entorno cercano a Pizarro, pues fue elegido como uno de los quince caballeros que, al atardecer de un día de mediados de noviembre de 1532, acompañó a Hernando Pizarro y a Hernando de Soto en la primera entrevista que los hispanos tuvieron con Atahualpa. Y también fue uno de los veinte hombres seleccionados para atacar y capturar al Inca en la decisiva batalla de Cajamarca, donde Miguel de Estete se enfrentó directamente con el rey del Incanato. Tal fue su osadía, que tras romper la defensa de la guardia personal del monarca, se le plantó delante y le arrancó de su frente la mascapaichao borla imperial. La mascapaicha era una flecadura muy fina, a manera de una gran ceja rematada con un objeto rojo trapezoidal y con una rutilante esmeralda. Era el símbolo de la realeza del imperio incaico, algo semejante a las coronas reales de las monarquías europeas.
Esta acción valiente y alocada marcó a Miguel como soldado atrevido y osado, otorgándole respeto y fama entre sus compañeros de hueste. Estete conservó varias décadas la mascapaicha hasta que se la devolvió a uno de los descendientes del Inca.
El viaje al templo de Pachacamac
Apresado el emperador Atahualpa, mientras los españoles esperaban refuerzos de Panamá y los incas pagaban con tesoros el rescate de su rey, Pizarro encomendó a su hermano Hernando una incursión hacia Pachacamac, el gran templo donde, además de reliquias sagradas, se suponía que los incas escondían una importante fortuna en joyas, oro y diversas piezas de orfebrería. Así, 25 hombre al mando de Hernando Pizarro partieron desde Cajamarca hasta Pachacamac, cerca de la costa, al sur de la actual Lima. Miguel de Estete era veedor de dicha expedición, lo que refuerza la idea de la confianza y cercanía del calceatense con Pizarro.
Además de fungir como veedor -una mezcla de inspector y tesorero-, ejercer de soldado de caballo y espada, Miguel escribió una crónica de aquella incursión: Relación del viaje deHernando Pizarro desde Cajamarca a Pachacamac. Es relato del viaje de Hernando Pizarro escrito por Miguel de Estete ha sido siempre publicado como un capítulo de la Verdadera relación de la Conquista del Perú, de Francisco López de Jerez, por ello muchas veces su nombre ha sido obviado o ha pasado desapercibido. Ojalá el texto del calceatense hubiese sido más extenso y prolijo en detalles, pues los españoles arrasaron con el lugar y en la actualidad las obras de reconstrucción se hubiesen apoyado en una descripción fidedigna y más descriptiva.
Posteriormente, en 1534, Estete era capitán de la hueste de Diego de Almagro que se dirigió al norte a negociar con las tropas que Pedro de Alvarado había desembarcado en Perú. Por sus servicios en la conquista, recibió 362 marcos de plata y 8.890 pesos de oro.
Participó en la fundación de las villas peruanas de Santiago y de San Francisco. Y fue el propio Miguel de Estete quien buscó un lugar adecuado para fundar en el valle de Chimú, allí organizó una pequeña guarnición donde poco después se levantó la villa de Trujillo del Perú, aunque para la historia ha quedado que el acto oficial de su fundación fue el 5 de marzo de 1535, con la presencia del gobernador Francisco Pizarro.
Vivió unos años en Lima como señor principal y uno de sus primeros vecinos, y en 1539 participó en la fundación de Huamanga junto al capitán Alonso de Alvarado. Regresó a la península, posiblemente estuvo un tiempo en Santo Domingo, pero sus tierras y negocios peruanos lo reclamaron. En 1553 todavía aparece registrado como vecino y encomendero de Huamanga. Se cree que murió hacia 1574.
La crónica Noticia del Perú
Además del relato de la expedición al templo de Pachacamac, el riojano escribió una crónica mucho más extensa y destacada Noticia del Perú, texto que por diversas y complicadas vicisitudes tardó siglos en publicarse y en asignarse correctamente su autoría, aun a pesar de que en el primer folio del documento original, en el margen superior izquierdo aparece su firma. Lamentablemente el documento que ha llegado a nosotros es inconcluso y la narración quedó cercenada.
El texto de Estete posee la gran virtud de ser un relato fresco de los llamados “cronista soldados”, esos hombres que fueron protagonista de los mismo hechos que relataron, que narraban con sus ojos y su propia comprensión de los acontecimientos lo que ellos mismos vivieron. Su visión es fundamental para entender el encuentro de dos mundos, el choque civilizacional, y la construcción de todo un mundo asombroso a los ojos de los relatores.
No voy a repetir lo que ya conté al escribir sobre la crónica de Pedro Sancho de Hoz, que podría aplicarse a Estete en relación a esta primera trasmisión de la imagen de América a los europeos, pero si incidir en que los cronistas fueron hombres que hicieron el doble esfuerzo por enfrentar la descripción y la reflexión de un mundo desconocido, y que no alcanzaban a comprender en su totalidad. Sus narraciones serán inexactas, parciales, dominadas por su cosmovisión y con la subjetividad de quien toma parte en los hechos contados. Pero nadie puede negarles el mérito de esforzarse por entender lo desconocido en un momento culminante de la historia de la humanidad.
No debemos olvidar que hombres como Sancho de Hoz o Miguel de Estete trasmiten las primeras imágenes del Nuevo Mundo Europa, y serán ellos, los cronistas de Indias, con sus relatos los que conformaran el imaginario colectivo de una tierra y de unos pueblos que acaban de incorporarse a una historia global y que llevan miles de años aislados . Por ello, en cierta medida, serán los inventores del Nuevo Mundo, tal y como lo interpretó Edmundo O’Gorman.
Noticia del Perú intenta contar de manera sucinta lo que fue toda la conquista del Perú, desde los dos primeros intentos de Francisco Pizarro por arribar a las costas peruanas y el tercer y definitivo viaje de conquista, hasta la toma de Cuzco, la capital incaica. Lo que escribe el calceatense es coincidente con las narraciones de los principales cronistas del Perú como López de Jerez, Pedro Pizarro, Cieza de León, Gómara o de su vecino calagurritano. Podría considerarse una versión canónica, oficial, sin crítica a las decisiones de Pizarro o a los hechos de los españoles. Sabemos que Estete se opuso al enjuiciamiento de Atahualpa, pero en el relato no hay crítica y el juicio y la ejecución se cuenta de forma escueta y distanciada.
Si lo comparamos con el texto de Sancho de Hoz, Estete es más elegante, claro y ligero, y menos encorsetado, sabiendo que su texto no tiene el carácter oficial del calagurritano, por ello es más colorista y disgresivo, lo que aporta agilidad e informaciones de carácter más costumbrista y puntuales descripciones de los paisajes peruanos.
Su valor documental está en la eficacia y sobriedad narrativa, sin exagerar los logros de los españoles ni ficcionalizar los hechos ni las realidades que encuentra. No sabemos con seguridad la fecha en la que se escribe, es posible fuese casi al hilo de os acontecimientos, poco después, lo que le da una incuestionable importancia histórica.
Para quien quiera saber más les remito a mi libro Cronistas de Indias Riojanos (Instituto de Estudios Riojanos, 2011) o al articulo El Siglo de Oro y las Crónicas de Indias: la invención de un continente. Tres cronistas riojanos (Revista Berceo nº 163, págs. 129-152)