El consumo del vino en España: algunos detalles
La actividad vitivinícola tiene como punto clave y objetivo final que el producto resultante, el vino, sea apreciado y valorado por el consumidor, cumpliendo el recorrido de “la cepa a la mesa”. El consumo del vino tiene, además, sus momentos, y se realiza bien solo, bien como aperitivo o acompañando los alimentos que ingerimos en comidas, cenas, etc. sin olvidar que es una bebida imprescindible en celebraciones.
Desde hace décadas se viene constatando la caída del consumo del vino. Ello tiene su justificación si pensamos que en épocas pasadas el vino, en muchas ocasiones y sobre todo en el entorno rural, era un componente más de la dieta diaria, a la que se incorporaba sin más contemplaciones aportando una fuente complementaria de calorías al parvo menú de la época. De hecho, la bota o la botella de litro de vino acompañaban a los agricultores en su dura jornada diaria.
Se daba preferentemente un consumo de proximidad, autoconsumo en muchos casos, de vinos sin atributos especiales de calidad. Fuera de ese “perfil” se ofrecían vinos de mesa, resultantes de mezclas de caldos de distintas zonas productoras que se embotellaban cerca de los núcleos urbanos. Los vinos con referencia geográfica y calidad avalada se limitaban a unas pocas denominaciones de origen, encabezadas por Rioja, a la que acompañaban, según territorios, Cariñena, Jerez, Valdepeñas, Navarra, Penedés, Ribeiro, Jumilla, …
La situación ha ido cambiando sustancialmente: los nuevos hábitos de vida, el desplazamiento de población desde las zonas rurales a las ciudades, la competencia de otras bebidas, entre otros aspectos, han propiciado una disminución drástica del consumo de vino en nuestra sociedad. Como contrapartida, destacar que en nuestros días el consumo es mucho más selectivo y exigente y también más hedonista, ya que en muchas ocasiones, buscamos convertir el momento de consumo en una oportunidad de disfrute, indagando en las cualidades y características específicas del vino que tenemos en la copa. Además, las opciones de consumo se han ampliado muy significativamente, teniendo a nuestra disposición un muy amplio abanico de vinos de distintas procedencias, métodos de elaboración, variedades de vid, … que vienen a plantear un reto a nuestro afán por tener el conocimiento lo más amplio posible de la oferta de vinos que nos llega de “aquí y de allá”.
Estadísticas recientes, y para ello es de agradecer la magnífica tarea de recopilación y tratamiento de datos que realiza el Observatorio e Español del Mercado del Vino, registran un volumen total de unos 10,1 millones de hectólitros consumidos en un año, que repartidos entre la población española ofrecen un consumo per capita de 21,5 litros de vino al año.
Su reparto porcentual se produce entre los distintos canales de venta de la siguiente forma:
–Consumo HORECA (hoteles, bares y cafeterías), un 31,4 %
–Consumo en el hogar, resultado de compras en super e hipermercados, un 35,4%
–Otros canales (venta directa, vinotecas, turismo, Canarias, Internet y club de vinos), un 33,2%. A destacar en este grupo la importancia de la venta directa que alcanza la cifra de 1,8 millones de hectólitros.
Es interesante reflejar aquí el diferente precio unitario que se registra en los distintos canales, partiendo de un precio medio estimado de 6,75 €/ l. Los precios más altos se dan en la compra en vinotecas y clubs de vinos (13,81 y 13,74 €/l. respectivamente), en tanto que en hogares baja considerablemente hasta 3,26 €/l. El dato en HORECA es de 11,72€/l. El más bajo se da en la venta directa (1,71 €/l.)
A destacar el impulso que en los últimos años el consumo realizado en “otros canales”, que viene a suponer un tercio del consumo total. La heterogeneidad de sus componentes así como la novedad de muchos de ellos, trae como consecuencia que sean menos estudiados y que sus datos sean más difíciles de obtener.
Por el contrario, el canal Hogar es del que se dispone de mayor información. Resulta interesante indicar que del conjunto de bebidas frías, el consumo del vino en el hogar en 2019 supuso solo el 6,5% del total; superado claramente por las cervezas, con el 36%; las aguas envasadas, con el 33 % y las bebidas refrescantes, con el 19%.
Indagando en el canal extra doméstico, los porcentajes de reparto entre las distintas bebidas resultan muy parecidos.
Resulta también curioso analizar el consumo del vino en el hogar por comunidades autónomas, según datos del Ministerio de Agricultura de 2019. Partiendo de un consumo medio anual per cápita de 7,69 litros en ese canal, se sitúan claramente por encima de esa cifra Baleares, Cataluña, Asturias, Cantabria y País Vasco, en tanto que no deja de sorprender que comunidades tan vinculadas al vino como Castilla- La Mancha y La Rioja, junto con Extremadura, presenten el consumo más bajo, en torno a 5 litros, aunque también hay que aclarar que la estadística no recoge las compras y consumo directo de bodegas, al que cabe otorgar un peso significativo en las citadas comunidades .
Finalmente, suscita reflexión el reparto del consumo por edades en el hogar que nos sigue ofreciendo el Ministerio de Agricultura. Los mayores de 50 años pechan, nada menos que con el 74 % del total, quedando el 22% para las personas de edad comprendida entre los 35 y 49 años, mientras que los menores de 35 años asumen únicamente el 4%.