EL SITIO DE LOGROÑO (segunda parte)
Si ya en el número anterior nos adentrábamos en el hecho histórico del Sitio de Logroño, y expliqué cuál fue el marco histórico en el que se desarrolló y sus consecuencias…, en este nuevo escrito me gustaría tratar de cómo se desarrolló este acontecimiento que no por desconocido para algunos deja de ser muy importante para La Rioja y en especial para Logroño y sus gentes.
El 20 de Mayo de 1520 un joven rey Carlos zarpó de La Coruña con rumbo a Alemania, iba a reclamar la corona imperial. Dejó como regente a Adriano de Utrecht, un, sin duda, brillante consejero del monarca.
Pero había un problema: era un extranjero de cara a los castellanos que reclamaban y preferían la presencia de su madre, la reina Juana.
Al ausentarse Carlos, muchas de las grandes ciudades castellanas se alzaron en contra de los ministros extranjeros. Fue la llamada Revuelta de las Comunidades.
La Revuelta comenzó en Toledo en Abril de 1520, y pronto incendió todo el territorio castellano. Haro, Nájera y algunas otras localidades riojanas se sumaron al movimiento.
Logroño era, por el contrario, un puntal del poder real, entre otras cosas por su condición de importante puesto fronterizo de Castilla.
El rey Carlos estaba ganando poder y dominios, un poder hasta entonces desconocido hasta la fecha en ningún monarca, con enorme rapidez. Todo esto era desconocido desde los tiempos de Carlomagno.
Un poder que, sin duda, dibujaba un nuevo mapa de la Europa del Renacimiento y cambiaba la relación de fuerzas presentes en la misma de un modo radical.
Carlos, llegó a ser con el tiempo un gran monarca, el monarca más poderoso del mundo conocido. Sus dominios abarcaban no solo la herencia recibida de los Reyes Católicos y Navarra, sino también Flandes, Austria y todo el espacio alemán. Sin olvidar Italia y los territorios del Nuevo Mundo.
El poder que su persona concentraba era inmenso, y amenazaba al resto de los monarcas europeos en especial a Francia, que se veía rodeada en todos sus flancos por los dominios del rey Carlos.
El sueño de Fernando el Católico de la Monarquía Católica Universal, que en la práctica eclipsaba a Francia se podía hacer realidad.
Volvamos a las vísperas del Sitio. En aquel momento, las noticias que llegaban del norte de la península eran crecientemente perturbadoras: Navarra hervía con sus endémicas guerras civiles. Y la situación se agravó aún más. Aprovechando que buena parte de las tropas del Rey estaban combatiendo a los comuneros, los franceses habían cruzado los puertos y Pamplona había caído. Las tropas del señor de Foix (general Asparrot) avanzaban hacia el sur, es decir, hacia Logroño.
Francisco I necesitaba reaccionar sino quería convertirse en un vasallo. Se lanzó al ataque. Sabía que la lealtad de los navarros con el reino de Castilla era débil y creía que el territorio era una presa fácil.
André de Foix recibió de Francisco la orden de invadir el Viejo Reino, en nombre del pretendiente francés al trono navarro: Enrique II de Albret.
Se quería llevar la guerra hasta el interior de Castilla, aprovechando el ambiente de la revuelta de las comunidades. Si Foix vencía, Navarra sería un satélite de Francia y el poder del emperador Carlos se debilitaría.
La fuerza invasora pudo estar formada por unos 20.000 hombres, apoyada por contingente artillero (unos 24 cañones). Fuenterrabía cayó fácilmente, como lo hizo Pamplona. Entre los que lucharon en su defensa se encontraba un jovencísimo Ignacio de Loyola, herido en la defensa del Baluarte. Ignacio convaleciente de sus heridas en su casa de Azpeitia decidió abandonar las armas para llevar una vida de santidad, derivando su espíritu militar a fundar otro tipo de compañía, la Compañía de Jesús.
Navarra fue ocupada y Foix cumpliendo sus órdenes avanzó hacia Logroño. Una vez frente a la ciudad se encontró con que los logroñeses eran leales y no se lo iban a poner fácil. Intuían lo que estaba en juego. No cederían la ciudad sin lucha.
La decisión de resistir no fue solo la del Corregidor, Vélez de Guevara, que también era el general de la Frontera con Navarra, fue en Concejo Abierto celebrado en la iglesia de Santiago donde se decidió (21 de Mayo de 1521) que Logroño no se rendiría. Estamos ante la consagración de una ciudadanía que tomaba conciencia de sí misma en un momento de crisis. Así lo constata la respuesta al señor de Foix:
“La ciudad de Logroño y todos sus habitantes, pertenecen al emperador y rey Carlos, y no se entregará ni dará paso a ese ejército enemigo mientras tenga en su poder las llaves de las puertas, que son pesadas, y que por numerosos que sean los soldados que traéis no podrán llevárselas.”
Así entre el 25 de Mayo y el 11 de Junio tuvo lugar una resistencia que merece el adjetivo de heroica y que involucró a toda la ciudad.
Las ambiciones de Francisco I se estrellaron allí y Logroño asumía la talla de ciudad europea. Logroño, “la muy noble” y “muy leal”.
En el plano general , el Sitio de Logroño de 1521, está en los comienzos de la primera guerra entre Carlos I y Francisco I de Francia, Esta guerra tuvo su final en la batalla de Pavía, en la que tuvo un papel muy importante el riojano Antonio de Leyva.
En ésta batalla cayeron prisioneros tanto Francisco I como Albret y, tras la misma, Francia nunca más volvió a atacar a Navarra para debilitar la monarquía española, ni a discutir los derechos sobre los territorios de los reyes de España.
Carlos I no quiso quedarse con los territorios navarros de más allá de los Pirineos, ya que el Duque de Alba los consideró complicados de defender y los abandonó. Así, allí pudo gobernar Enrique II.
Paradojas de la vida, su sucesor Enrique III de Navarra fue el primer Borbón que en 1589 se convierte en rey de Francia, como Enrique IV.
Al morir Carlos II, sin descendencia, los Borbones pasaron a reinar en España. Felipe VI de Borbón y Grecia es hoy su descendiente directo.
Para entonces en menos de 100 años Logroño ha despuntado y pasa de competir con Haro, Nájera o Navarrete, a superar los 10.000habitantes. Una cifra que es superior a la que tenían localidades cercanas como Vitoria o Bilbao.
Si hablamos de arte, cabe señalar que a principios del S.XV, comienza a construirse la catedral de Santa María de la Redonda, reflejo con su arquitectura del cambio cultural que vive España y al que también se suma Logroño. Una ciudad que adquiere fuerza tras el Sitio y que la convierte en cabecera de comarca de La Rioja.
Con el Sitio de Logroño nació un mito que generó un orgullo de pertenencia a la ciudad y que se tradujo en fiestas y tradiciones populares.
Nos encontramos en un año el cuál si no nos viésemos inmersos en una crisis sanitaria, política, social y económica…la ciudad estaría entregada de lleno a los preparativos del V centenario. El 2020 hubiera sido la antesala de una gran fecha.
A veces la vida tiene estas adversidades, los renglones torcidos, que diría el gran Torcuato Luca de Tena, pero lo que puedo asegurar es que Logroño y sus habitantes sabrán estar a la altura cuando llegue el momento sin olvidar a los nuevos héroes de esta lucha contra la pandemia del S. XXI
Mientras tanto desde estas páginas y desde el Centro Riojano mantenemos como riojanos el espíritu engrandecido de aquellas fechas.